PREGUNTAS FRECUENTES
Comúnmente se denomina sordera a la discapacidad auditiva en diversos grados que puede originarse por enfermedades, infecciones o traumatismos, factores hereditarios o debido a la degeneración progresiva del oído por efecto del envejecimiento o por una exposición prolongada a ruidos intensos.
La sordera implica además un déficit en el acceso al lenguaje oral, lo que provoca que las personas que la sufren tengan que enfrentarse a una muchos obstáculos para desarrollarse con normalidad.
Los sordos normalmente se comunican a través de un código gestual conocido como lengua de signos que varía según la región del planeta donde se ponga en práctica. Para ciertos grados de sordera los expertos recomiendan el uso de audífonos.
Cualquier persona, independientemente de los años que tenga, puede sufrir de sordera y, por tanto, necesitar audífonos.
No hay una edad límite para llevar un audífono. Será adecuado utilizarlo siempre que se detecte un problema que haga necesario su uso. En el caso de los niños, sería conveniente una revisión al nacer para que, si existe un problema, sea tratado y puedan desarrollar sus habilidades comunicativas.
También es verdad que, con el tiempo, nuestros oídos van perdiendo la capacidad de oír. Es en esta época de la vida cuando muchas personas se plantean el uso de audífonos como alternativa a la sordera.
Los audífonos están diseñados para que nuestro oído vuelva a percibir los sonidos que nos rodean de una manera clara y nítida y para ello no hay una edad determinada.
Su trabajo es evaluar el grado de pérdida auditiva, recomendar el instrumento auditivo más adecuado para el paciente y responsabilizarse de su correcta adaptación.
Cuando se determina el tipo y el grado de pérdida auditiva, el audioprotesista informa al paciente de las alternativas que tiene a su alcance y le da conocer distintas soluciones auditivas según el estilo de vida y tipo de pérdida auditiva que tenga el paciente. Una vez escogida y colocada la ayuda auditiva adecuada, el audioprotesista la ajusta para adaptarla a las necesidades individuales del paciente.
Finalmente propondrá revisiones periódicas para verificar el buen funcionamiento de la ayuda auditiva y comprobará la evolución de la audición.